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http://www.jornada.unam.mx/1998/09/14/cien-jimenez.html

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2/22/07 1:14 PM

Norma Avila Jiménez

El esplendoroso Sol y sus perturbaciones

El 19 de abril del año pasado, muchísimas personas de todo el planeta se
alarmaron porque diversos medios de información avisaron que en el Sol
había ocurrido una explosión cuyas consecuencias iban a provocar daños
en la Tierra. Lo que les faltó informar es que en el Sol esos fenómenos
ocurren en forma continua: cuando está en su etapa más activa, suceden
mil en un año, y de esos, sólo 10 dan lugar a tormentas magnéticas
terrestres que provocan alteraciones en telecomunicaciones, radares y
transformadores eléctricos, y hasta han originado la caída de satélites que
se ubicaban a poca altura. Pero ése no era el caso de la explosión solar
reportada en 1997. Probablemente la noticia se difundió rápidamente
porque ahora es más fácil leer boletines de la NASA vía Internet.

¿Cómo saber cuándo esas explosiones solares o ráfagas sí ocasionarán
tormentas magnéticas generadoras de trastornos, como el apagón sufrido
en Nueva York hace algunos años, los problemas de comunicación que tuvo Ottawa durante un día o las
fracturas en tuberías de petróleo en Alaska debido a su sobrecalentamiento? Esos disturbios causan
millonarias pérdidas a los países afectados.

Para obtener datos más certeros al respecto, próximamente México contará con el mejor radiotelescopio
de su tipo en el mundo, capaz de detectar que se generará una tormenta magnética. Además, se pretende
poner en marcha un sistema de alarma que dará aviso con dos o tres días de anticipación para tomar las
medidas preventivas convenientes. Este proyecto es coordinado por la doctora Silvia Bravo,
investigadora del Instituto de Geofísica de la UNAM.

Explica que el Sol continuamente está evaporando su atmósfera, formando el viento solar que barre el
sistema planetario y se desplaza más allá de la órbita de Plutón. Durante los periodos de mayor actividad
solar (el Sol tiene ciclos de 11 años que comienzan con mínima actividad; ésta va aumentando hasta
llegar a la máxima) es cuando sucede el mayor número de ráfagas o explosiones y con ello el
desprendimiento enérgico del viento solar. Por lo general, éste se desvía al chocar con la magnetosfera
de la Tierra, campo magnético que la cubre y protege; pero cuando la dirección que trae el campo
magnético del viento solar coincide y embona con la dirección del campo magnético del planeta, el viento
penetra y da lugar a las tormentas magnéticas, detonadoras de los desastres ya mencionados. Esas
propiedades del viento solar son las que detectará el radiotelescopio universitario.

``Probablemente -dice la investigadora- las tormentas
magnéticas también sean las causantes del varamiento de
algunas especies de ballenas dentadas, ya que se guían por
su radar biológico, regido a su vez por el magnetismo
terrestre''. Sólo uno de los efectos provocados por la entrada
del viento solar a la Tierra no es desagradable y más bien se
convierte en parte de los sueños de invierno de quienes
tienen la oportunidad de observarlas: las auroras boreales.

Las tormentas magnéticas afectan principalmente a los países
localizados cerca del norte o el sur terrestre: el norte de 

Estados Unidos, Canadá, Alaska, los países Escandinavos, Australia, etcétera. ``Sin embargo, en 1989,
cuando fue el pasado periodo de máxima actividad solar, se registraron resplandores aurorales en
¡Cancún! Eso quiere decir que México también puede sufrir disturbios si ocurre una tormenta de ese
tipo durante el próximo periodo de máxima actividad solar, que será en el 2000 o 2001'', subraya la
doctora Bravo.